Roselba Bacigalupo es una de los dueños de la bodega Pedro Montt. Cuenta que este lugar está más o menos desde 1920, y que este negocio era de un hermano de su Padre con 2 familiares más, su tío llevo a su Padre, quien se fue a Italia a vivir por un tiempo, en donde se casó con la Madre de Roselba. Y de ahí nunca más quiso regresar a Italia, porque toda su familia estaba en Chile.
Lo que la gente rescata principalmente de la Bodega Pedro Montt, es la atención personalizada, además una amplia variedad de productos, frutos secos, semillas, aliños, que no se encuentran en los supermercados. La gente está aburrida de las tiendas grandes, buscan la atención, la asesoría. “Este negocio es muy especial, aquí viene gente que venían los abuelos, incluso bisnietos de clientes desde cuando se originó el negocio”, cuenta Roselba con nostalgia.
Este tipo de negocios es muy sacrificado, es bonito porque hemos podido lograr muchas cosas… Pero lamentablemente al día de hoy se pierde un poco la herencia, ya que los hijos se dedican a otras cosas y no hay continuidad familiar, ninguno de los hijos se interesó en continuar.
Una importante tradición que se conserva, pero en peligro de desaparecer.
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